Tuesday, March 30, 2010

Digale NO a las gaseosas, sodas y refrescos...

Actualmente existe una gran polémica en Nueva York, debido a la propuesta hecha por el gobernador de este estado, David Paterson, de imponer un impuesto a la venta de bebidas azucaradas. Pero más allá de las repercusiones políticas y económicas del asunto, lo importante es que esta medida podría traer grandes beneficios a la salud de todos, especialmente la de nuestros niños.
No importa como se les llame: sodas, gaseosas o refrescos, estas bebidos contienen gran cantidad de azúcar, lo que tiene gran repercusión en los altos índices de obesidad que tanto afectan a nuestra población.
Según el comisionado de salud del estado, Richard Daines, al tomar sodas o refrescos añadimos tanta azúcar en nuestro organismo que para poder quemar esas calorías tendríamos que caminar al menos una hora al día.
Pero lo cierto es que mucha de las personas, especialmente niños, que beben sodas, no realizan ejercicios y eso se refleja en los datos oficiales, que indican que el 60 por ciento de los adultos, y un tercio de los niños en el estado de Nueva York tiene sobrepeso y están obesos.
Lo peor es que debido su precio económico, su sabor agradable, y la influencia creada por grandes campañas publicitarias, muchos niños prefieren tomar refrescos endulzados artificialmente en vez tomar agua, leche baja en grasas o bebidas de frutas naturales.
Como se sabe, la obesidad puede llevar a sufrir a una temprana edad, enfermedades crónicas como la diabetes, afecciones cardias, hipertensión y algunos tipos de cáncer.
Por esta razón, más de 60 organizaciones médicas, incluida la Academia Americana de Pediatría, respaldan la propuesta del gobernador de imponer un impuesto de un centavo por onza en las bebidas azucaradas como parte de una estrategia para combatir la estrategia de obesidad. Tendremos que esperar para ver si la medida es aprobada o no por los legisladores estatales.
Pero, mientras tanto, no espere que sean los políticos, médicos o expertos en salud los que tomen la decisión por usted y su familia. Reduzca o elimine por completo el consumo cotidiano de sodas y bebidas altas en azúcar, y enséñeles a sus hijos los beneficios de una dieta saludable, baja en grasas y con pocas calorías.

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